Nos remontamos al último año de carrera, en el 2006. En la universidad teníamos la opción de hacer prácticas externas con las que podías conseguir algunos créditos y ganar algo de experiencia. No dudé en apuntarme a ello y me tocó trabajar en lo que por aquel entonces llamaban IDM (Iniciativas Digital Media).
No entrando en las contratas, subcontratas o nomenclaturas varias de las empresas que forman parte del gran conglomerado Grupo Godó, yo empecé en El Diari dels Estudiants.
Esta publicación era únicamente digital y venía a ser el homólogo de La Vanguardia, pero en una versión juvenil. Se trataba de un proyecto muy interesante cuyo objetivo era trasladar aquello que encontramos en los medios de comunicación normalmente, destinados a «adultos», a un público joven (de entre 10 y 18 años).
El Diari no sólo se limitaba a noticias con texto puro y duro (al contrario, eran noticias breves y concisas, jugando especialmente con las imágenes). En esta publicación se aprovechaban muy bien las herramientas que el propio medio digital ofrecía: enlaces a diferentes webs relacionadas con las noticias, biografías o retratos de personajes importantes (políticos, artistas, deportistas, etc), google maps para situar la noticia en el lugar en qué ocurría, etc. Un sinfín de complementos que permitían saber qué pasaba en el mundo con un simple vistazo, a la vez que profundizar en aquello que el usuario consideraba de su interés.
Mis primeras tareas eran básicamente de apoyo y documentación. La base creada para ofrecer estos complementos era muy amplia, pero cada día iba creciendo. Del mismo modo que había un control de foros, encuestas, entrevistas a famosos hechas por los lectores, documentar los gráficos dinámicos, etc. Mientras ayudaba a fortalecer estos aspectos de El Diari
también me encargué de gestionar los envíos a móviles del horóscopo de La Vanguardia (servicio que se estaba iniciando en ese momento).
Poco a poco fui cogiendo práctica con la CMS interna y con el mecanismo y ritmo de trabajo, con lo cual me permitieron empezar a proponer noticias que me parecían interesantes y, finalmente, elaborarlas. Todo a un ritmo un tanto frenético, porque durante la mañana tenía que quedar el diario listo y corregido. La verdad es que todo el equipo se portó genial, en especial la coordinadora y la editora, Laura Almar y Magda Bigas. Las prácticas con El Diari se acabaron, pero gracias a esa experiencia conseguí una sustitución en El Mundo Deportivo on line.
Lo curioso es que la vida da muchas vueltas y, después de esa sustitución, volví a El Diari, esta vez en concepto de periodista. Al haber estado metida en deportes (pese a que ya he reconocido que no era ni por asombro mi especialidad) en esta etapa me tocó llevar esa misma sección y ciencia y tecnología.
Después de todo un verano llevando la web de El Mundo Deportivo, no era tan difícil hacer alguna crónica que otra del Barça, el Nàstic (por entonces en primera división) y l’Espanyol. Lástima que por razones ajenas al diario y a sus componentes, éste cerró con mensaje de despedida que aún me emociona…
Míriam Martínez 